Cuenta la leyenda que Quetzalcóatl, convertido en hormiga negra, se metió en las entrañas de una montaña y robó la semilla del maíz para que los hombres se alimentaran.
Lo interesante es que las pirámides representan a las montañas y las montañas algunas veces tienen túneles que conducen a cuevas.
Las cuevas, además representan al interior de la tierra y el lugar de donde proviene la vida- las plantas, por ejemplo. Ahí también se representa a la muerte (cuando morimos nos entierran). En la visión de los antiguos pobladores de Mesoamérica todo está lleno de ideas opuestas: vida y muerte, noche y día, montañas y cuevas.
Esto demuestra la importancia que le daba el hombre prehispánico a su entorno. Observaban los ciclos de la vida para saber cuándo sembrar y cuándo cosechar; hacían sus centros ceremoniales y pirámides imitando la naturaleza y además aprovechaban estudiar el paso del día, de la noche así como el movimiento del sol, la luna y las estrellas. Era su manera de interpretar el paso del tiempo.
Uno de los mitos que explican la creación del mundo cuenta que los dioses se sacrificaron para que el hombre y el mundo pudiera nacer.
Por eso para los hombres era tan importante el sacrificio. Había que sacrificarse y ofrecer sangre a los dioses -sacrificaban niños recién nacidos o guerreros capturados- para mantener el orden de las cosas.
Las pirámides y los centros ceremoniales, por lo general estaban estucadas, policromadas y reflejaban como era la vida y la muerte en ese entonces, sus creencias y su manera de ver el mundo.
Lo interesante es que las pirámides representan a las montañas y las montañas algunas veces tienen túneles que conducen a cuevas.
Las cuevas, además representan al interior de la tierra y el lugar de donde proviene la vida- las plantas, por ejemplo. Ahí también se representa a la muerte (cuando morimos nos entierran). En la visión de los antiguos pobladores de Mesoamérica todo está lleno de ideas opuestas: vida y muerte, noche y día, montañas y cuevas.
Esto demuestra la importancia que le daba el hombre prehispánico a su entorno. Observaban los ciclos de la vida para saber cuándo sembrar y cuándo cosechar; hacían sus centros ceremoniales y pirámides imitando la naturaleza y además aprovechaban estudiar el paso del día, de la noche así como el movimiento del sol, la luna y las estrellas. Era su manera de interpretar el paso del tiempo.
Uno de los mitos que explican la creación del mundo cuenta que los dioses se sacrificaron para que el hombre y el mundo pudiera nacer.
Por eso para los hombres era tan importante el sacrificio. Había que sacrificarse y ofrecer sangre a los dioses -sacrificaban niños recién nacidos o guerreros capturados- para mantener el orden de las cosas.
Las pirámides y los centros ceremoniales, por lo general estaban estucadas, policromadas y reflejaban como era la vida y la muerte en ese entonces, sus creencias y su manera de ver el mundo.
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