En mi jardín hay rosas:
Yo no te quiero dar
las rosas que mañana...
Mañana no tendrás
En mi jardín hay pajaros
con cantos de cristal:
No te los doy, que tienen
alas para volar...
En mi jardín abejas
labran fino panal:
!Dulzura de un minuto...
no te la quiero dar!
Para ti lo infinito
o nada; lo inmortal
o esta muda tristeza
que no comprenderas...
La tristeza sin nombre
de no tener que dar
a quien lleva en la frente
algo de eternidad...
Deja, deja el jardín...
no toques el rosal:
Las cosas que se mueren
no se deben tocar.
Dulce María Loynaz, La Habana
(Cuba), 1902-1997
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