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viernes, 24 de septiembre de 2010

México, origen de su nombre.

México, origen de su nombre.

México, origen de su nombre.
   México significa “en el ombligo de la Luna”. Del Náhuatl “Metztli” (luna) y “xictli” (ombligo). Los aztecas lo pronunciaban “Meshico”. Los españoles lo escribían “México” ya que no existía la pronunciación de la “j”.

  Cuando cambió la grafía de la “x” a la “j” se le empezó a llamar “Méjico” pero se siguió escribiendo “México” lo cual es válido pues la Real Academia de la Lengua permite excepciones para nombres propios.

 Tenochtitlán ciertamente tiene una explicación muy clara y sencilla, desprovista de inútiles artificios: «Lugar del Tenochtli, Nopal de Tuna dura». El cactus tradicional en la dura roca nacido, es un Glifo muy antiguo de los Misterios arcaicos, el signo Mágico y Místico de la ciudad.

 México, palabra clásica Pre-Colombina, se puede y hasta se debe traducir así: «La Ciudad que está en medio del Lago de la Luna».

 No está demás en este tratado recordar el hecho de que el vecino pueblo de los Otomíes, siempre designaba a esta señorial ciudad por el doble nombre de «Anbondo Amadetzana».
  
  El término «Bondo» en riguroso Otomí, quiere decir «Nopal», «Amadetzana» significa: «En medio de la Luna».
  El águila triunfante posada sobre el nopal, devorando una serpiente, el escudo de armas de los Estados Unidos Mexicanos, no es más que la traducción fiel del Glifo arcaico que otrora designara a la Gran Tenochtitlan.
    
  Aún en la cima de la Gloria, los antiguos Mexicanos nunca olvidaron que su metrópoli imponente y maravillosa, había sido establecida en los pantanos por una tribu humilde y subestimada.
  
  Cierta leyenda muy antigua que se pierde en la noche de los siglos, refiere cómo los ancianos descubrieron con gran asombro, «Intollihtic Inacaihtic», «dentro del tunar», «dentro del carrizal», ciertos vegetales y criaturas animales que el Dios HUITZILOPOCHTLI les había anunciado: el sauce blanco, la rana color de esmeralda y el pez blanco, etc.
  
  Y los hombres jóvenes y las mujeres todas, y los ancianos y los niños, desbordantes de júbilo le siguieron a los pantanos, entre las plantas acuáticas y los carrizos y de pronto, algo insólito sucede, el asombro es general, descubren la señal prometida, el águila rebelde posada sobre el Nopal, tragándose una Serpiente.

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