No sé por dónde empezar, si pensar y pensar y pensando llegar a entender y asimilar que la vida no es un sueño del que puedo despertar. Cierro los ojos y un mundo de imágenes recorre mi mente, una mezcla de recuerdos y realidades presentes hacen que se estruje con fuerza mi corazón,( ¿el corazón se estruja?), de repente se termina el fuego que yo creía que siempre estaba en el viento y cuesta respirar un aire pesado,( ¿o es que me pesa respirar?) que me dice que a veces es difícil vivir con pasión, que debo dejar mi adicción a la belleza y asimilar sin cobardía esos destellos de realidad que a veces son maravillosos y otras lastiman tanto, pero son lo que son. Hay heridas que a veces no se sienten pero que jamás se cierran y duelen en el momento más inesperado y me hacen conciente de que lo único realmente perenne en mi existencia fugaz es mi fragilidad.
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