Nunca te quejes de nadie ni de nada, porque fundamentalmente, tú has hecho tu vida.
Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo y el valor de acusarte en el fracaso, para volver a empezar corrigiéndote.
El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas del error.
Nunca te quejes del ambiente o de los que te rodean; hay quienes en tu mismo ambiente supieron vencer las circunstancias, sean buenas o malas, según la voluntad o fortaleza de tu corazón.
Aprende a convertir toda situación difícil en un arma para luchar.
No te quejes de tu pobreza, de tu soledad o de tu suerte, enfrenta con valor y acepta que de una u otra manera todo dependerá de ti; No te amargues con tu propio fracaso, ni se lo cargues a otro, acéptate ahora ¿o seguirás justificándote como un niño?
Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar, y que ninguno es tan terrible para claudicar.
Deja ya de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu necesidad, de tu dolor, de tu fracaso. Si tu has sido el ignorante, el irresponsable, tú, únicamente, tú, nadie te empujo a los aconteceres de tus errores. Deja de penar por ti, levanta la cabeza y aprende de esos errores.
Aprende de los fuertes, de los audaces; imita a los enérgicos, a los vencedores, a quienes no aceptan situaciones, a quienes vencieron a pesar de todo.
Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas, sin alimento, morirán.
Pablo Neruda
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