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lunes, 7 de mayo de 2012

Si tú me olvidas [Pablo Neruda]


Quiero que sepas
una cosa.

Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.

Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.

Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.

Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.

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jueves, 20 de octubre de 2011

La Infinita [Pablo Neruda]



¿Ves estas manos? Han medido 
la tierra, han separado 
los minerales y los cereales, 
han hecho la paz y la guerra, 
han derribado las distancias 
de todos los mares y rios, 
y sin embargo 
cuando te recorren 
a ti, pequeña, 
grano de trigo, alondra, 
no alcanzan a abarcarte, 
se cansan alcanzando 
las palomas gemelas 
que reposan o vuelan en tu pecho, 
recorren las distancias de tus piernas, 
se enrollan en la luz de tu cintura. 
Para mí eres tesoro más cargado 
de inmensidad que el mar y sus racimos 
y eres blanca y azul y extensa como 
la tierra en la vendimia. 
En ese territorio, 
de tus pies a tu frente, 
andando, andando,andando, 
me pasaré la vida. 
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jueves, 13 de octubre de 2011

Madrigal [Pablo Neruda]

                                 

Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte
la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.

Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío
y saliera en la estrofa --limpio de todo mal--.

Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía
amarte más.
Y todavía
amarte más
y más. 
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sábado, 1 de enero de 2011

La palabras [Confieso que he vivido, Pablo Neruda]

 Todo lo que usted quiera, si señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan... Me prosterno ante ellas... Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito... Amo tanto las palabras... Las inesperadas... Las que glotonamente se esperan, se escuchan, hasta que de pronto caen... Vocablos amados... Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío... Persigo algunas palabras... Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema... Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas... Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto... Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola... Todo está en la palabra... Una idea entera se cambia porque una palabra se transladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció... Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces... Son antiquísimas y recientísimas... Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada... Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos... Estos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo... Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas... Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra... Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes... el idioma. Salimos perdiendo... Salimos ganando... Se llevaron el oro y nos dejaron el oro... Se lo llevaron todo y nos dejaron todo... Nos dejaron las palabras.

Pablo Neruda
Confieso que he vivido



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jueves, 16 de diciembre de 2010

Nunca te quejes... [Pablo Neruda]

Nunca te quejes... [Pablo Neruda]  Reflexiones

   Nunca te quejes de nadie ni de nada, porque fundamentalmente, tú has hecho tu vida.

  Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo y el valor de acusarte en el fracaso, para volver a empezar corrigiéndote.

   El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas del error.

   Nunca te quejes del ambiente o de los que te rodean; hay quienes en tu mismo ambiente supieron vencer las circunstancias, sean buenas o malas, según la voluntad o fortaleza de tu corazón.

  Aprende a convertir toda situación difícil en un arma para luchar.

  No te quejes de tu pobreza, de tu soledad o de tu suerte, enfrenta con valor y acepta que de una u otra manera todo dependerá de ti; No te amargues con tu propio fracaso, ni se lo cargues a otro, acéptate ahora ¿o seguirás justificándote como un niño?

   Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar, y que ninguno es tan terrible para claudicar.

   Deja ya de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu necesidad, de tu dolor, de tu fracaso. Si tu has sido el ignorante, el irresponsable, tú, únicamente, tú, nadie te empujo a los aconteceres de tus errores. Deja de penar por ti, levanta la cabeza y aprende de esos errores.

  Aprende de los fuertes, de los audaces; imita a los enérgicos, a los vencedores, a quienes no aceptan situaciones, a quienes vencieron a pesar de todo.

   Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas, sin alimento, morirán.


Pablo Neruda









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