viernes, 28 de octubre de 2011

Orana María [Paul Gauguin, 1891]

 Paul Gauguin, 1848-1903
La Orana María, 1891
Oleo sobre tela. Altura 44 1/4"
Museo Metropolitano de Arte, Nueva York,
 donación de Samuel A. Lewisohn, 1951
  Representa la escena de la Anunciación con los motivos trasladados a Tahití. El título, destacado en mayúsculas en un recuadro amarillo (Ia Orana Maria), hace referencia al saludo del arcángel Gabriel a la Virgen María. 'Ia ora na es un saludo habitual en tahitiano, i'Ia ora na Maria es la oración del Ave María. Ahora bien, la presencia del Niño Jesús podría ser una evocación de la «Adoración de los pastores».(Wikipedia)
   Gauguin abandono una próspera carrera de negocios pos su vida precaria de pintor. 
Conforme a la idea de una buena vida esta idea le resulto cara. Le costó su mujer y su familia, su fortuna y el respeto de su círculo de amigos. Sin embargo, no hay muchos indicios de que Gauguin sufriera una gran pena por esos sacrificios, aunque su familia y algunos más probablemente si la sufrieron. Aparentemente tuvo más penalidades que satisfacciones por la vida de violenta bohemia que llevó desde entonces. Pintó en París, Inglaterra y el sur de Francia, mucho de ese tiempo con Van Gogh, desarrollando su ahora familiar, pero entonces exótico estilo, dibujando empeñosamente las formas del arte primitivo o antiguo. Sin embargo, solo hasta que fue a los Mares del Sur, donde-excepto unas ocasionales y espectaculares irrupciones de retorno a París- pasó el resto de su vida.
 Para la comprensión del arte de Gauguin es importante recordar que el no vivió como nativo, vivió con los nativos.Llego absorberse en sus leyendas y supersticiones. Como todos los bohemios vivió al margen de la vida que lo rodeaba. Sus instintos primordiales fueron siempre de autoindulgencia. El típico bohemio es un parásito de la civilización de la que saca su sustento; pero , por supuesto, este parasitismo esta justificado cuando alimenta  a su talento creador. Esta parece haber sido la actitud de Gauguin , y jamás dudo en sacrificar el bienestar de otro a ella.
   La Orana María fue realizada durante su estancia en Tahití en al año 1892. Los habitantes del distrito de Mataiea donde él vivía eran católicos, en lugar de protestantes como en el resto de la isla, por lo que Gauguin se pudo inspirar en la devoción indígena para pintar esta escena de carácter religioso, pintando a Jesús y María “tahitianos”. De nuevo, recurre a una visión; en este caso, dos mujeres tahitianas que aparecen en actitud de oración observan, producto de su devoción, a María y al Niño Jesús, por supuesto también representados como indígenas. Se trata de una obra muy querida por el autor.
  Tras las devotas, ha sido pintado un ángel con las alas replegadas.
  Con un paisaje exuberante y un amplio colorido en primer plano, aparecen unas frutas en una especie de cuenco, contrastando con la vestimenta de las tahitianas y el paisaje.
  El primitivismo de las figuras, con pies grandes y rostros con rasgos muy marcados, era lo que el pintor llevaba buscando mucho tiempo, aportando buenas dosis del Simbolismo que le caracterizará.
  A partir de este momento, los intereses de Gauguin se orientarán cada vez más a la mitología y a las leyendas maoríes.
  Históricamente , Gauguin pertenece a los potimpresionistas, etiqueta que cubre también a Cezanne, Van Gogh y Seurat. El común denominador de este grupo hetereogeneo es su insatisfacción con el impresionismo y un deseo de buscar un camino más allá de él. Gauguin encontro su camino después de imitar a Cezanne, de violar durante breve tiempo el estilo que su amigo Van Gogh estaba desarrollando, de procurar sin mucho éxito sujetarse a sí mismo a las exigencias rígidas del estilo de Seurat. Se encontró finalmente a sí mismo en el pleno estilo decorativo de la Orana María, que combina elementos de la antigua pintura egipcia, el arte japones, el arte de la Edad Media y el arte de los pueblos primitivos. Como en otros postmodernistas, Gauguin esta en el límite entre la pintura del siglo XIX, con referencia directa al mundo cotidiano, y la pintura del siglo XX , con su énfasis en la abstracción. Buena parte de su obra es ornamental, pero en ocasiones es inesperadamente apacible, lírico incluso, como en la Orana María, y a veces nos muestra un vislumbre del mundo oscuro y siniestro de la superstición que subyace en la colorida ilusión de la inocencia feliz en la vida primitiva.
  
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