Mostrando entradas con la etiqueta Mitología de México. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mitología de México. Mostrar todas las entradas

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Chalchitlicue

  Chalchitlicue [Mitología de México Prehispanico]

Chalchitlicue - Mitología de México
 En la mitología mexica, Chalchiuhtlicue (náhuatl: chalchihuitl-cueitl, 'Piedra preciosa-falda' ‘La de la falda de piedras preciosas’)? es la diosa de los lagos y corrientes de agua. También es patrona de los nacimientos, y desempeña un papel importante en los bautismos aztecas. Preside sobre el día 5 Serpiente y sobre el tricenal de 1 Caña.
   Fue una de las figuras femeninas más importantes vinculada al líquido en la cultura mesoamericana. Chalchiuhtlicue fue considerada también como la más importante protectora de la navegación costera en el México antiguo.
En el mito de los cinco soles, ella alumbró al mundo en el Primer Sol, dominaba el cuarto mundo, en la era Cuatro-Agua. Durante su reinado el cielo era de agua, la cual cayó sobre la tierra como un gran diluvio a manos de esta diosa. Los seres humanos se transformaron en peces.

  Pareja o dualidad de Tláloc y con él fue madre de Tecciztécatl y rigió sobre Tlalocan. En su aspecto acuático, es conocida como Acuecucyoticihuati, diosa de los océanos, los ríos y todas las aguas que corren, así como patrona de las parturientas. Se dice también que fue esposa de Xiuhtecuhtli. A veces se la asocia con la diosa de la lluvia, Matlálcueitl.
   En el arte, Chalchiuhtlicue se ilustra usando una falda verde y con breves líneas negras verticales en la parte inferior de su rostro. En algunos casos pueden verse niños recién nacidos en una corriente de agua que surge de sus faldas.
   Se la encuentra representada en varios manuscritos de México, incluyendo las placas 11 y 65 del Códice Borgia (precolombino), en la página 5 del Códice Borbónico del siglo XVI, y en la página 17 del Códice Ríos. Sus esculturas están generalmente hechas de piedra verde, como corresponde a su nombre
Share:

lunes, 20 de septiembre de 2010

Creación del Quinto sol.

Creación del Quinto Sol

Creación del Quinto sol.
  
Creación del Quinto sol. 2Ometecuhtli, el creador supremo y su esposa Omecíhuatl, tuvieron cuatro hijos, y cada uno representa una era y un elemento de la naturaleza: tierra, fuego, viento y agua. Así, mientras estas fuerzas estén equilibradas, habrá sol, dice la leyenda, pero si reina el desequilibrio, el sol, la tierra y los humanos de esa era morirán.

   Sin embargo, los dioses, que casi siempre son vanidosos, lucharon para demostrar su supremacía ante los otros y esto desequilibro el cosmos.

   El primer sol fue creado por Tezcatlipoca, dios de la tierra. Sin embargo, el hombre que creo fue gigante y sólo pudo alimentarse de bellotas, por lo que creció débil y los jaguares terminaron devorándolo.

   El segundo sol lo creo Quetzalcóatl, dios del viento. Los seres humanos solo tenían semillas para alimentarse y, debido a e los grandes vientos creados por el dios, salían volando lejos.
Creación del Quinto sol. 3
                           
   El tercer sol fue creado por Tlaloc, dios de la lluvia. Sin embargo, los hombres sólo tenían cereales para alimentarse y no eran suficientes. En esta era los volcanes enterraron al mundo entre cenizas y piedra volcánica.

   Chalchiutlicue, diosa del agua, creo al cuarto sol. Los humanos se alimentaban de una semilla pero no era suficiente para estar fuertes y con las inundaciones creadas por la diosa murieron.
   Los dioses se dieron cuenta de que necesitaban los humanos para que los veneraran. Para ello necesitaban un quinto sol. Pero ¿Cómo crearlo? Sólo si los dioses se sacrificaban podrían tener un quinto sol. Asi que pidieron voluntarios para arrojarse al fuego.

  Teucciztecátl y Nanahuatzin se ofrecieron como voluntarios. El primero era un dios agraciado y reconocido. En cambio Nanahuatzin era feo y sus ropajes modestos. Cuando Teucciztécatl intento arrojarse, el miedo fue más fuerte que él y retrocedió en cuatro ocasiones. Cuando tocó el turno a Nanahuatzin, esté se arrojó sin ningún titubeo.

  Al anochecer, apareció una bola de fuego en el cielo. Su brillo era tan fuerte que nadie podía mirarla directamente. Los dioses supieron  que era Nanahuatzin. Después apareció otra bola igual de brillante, pero los dioses decidieron que no podía brillar, pues ese dios había sido un cobarde; así que arrojaron un conejo a la hoguera que tenían encendida y, a los pocos minutos, la silueta del conejo apareció en la segunda bola de fuego. Así se crearon el sol y la luna.



Share:

Quetzalcóatl ladrón.

Quetzalcóatl ladrón. Mitología
  Cuenta la leyenda que Quetzalcóatl, convertido en hormiga negra, se metió en las entrañas de una montaña y robó la semilla del maíz para que los hombres se alimentaran.
  Lo interesante es que las pirámides representan a las montañas y las montañas algunas veces tienen túneles que conducen a cuevas.
  Las cuevas, además representan al interior de la tierra y el lugar de donde proviene la vida- las plantas, por ejemplo. Ahí también se representa a la muerte (cuando morimos nos entierran). En la visión de los antiguos pobladores de Mesoamérica todo está lleno de ideas opuestas: vida y muerte, noche y día, montañas y cuevas.
   Esto demuestra la importancia que le daba el hombre prehispánico a su entorno. Observaban los ciclos de la vida para saber cuándo sembrar y cuándo cosechar; hacían sus centros ceremoniales y pirámides imitando la naturaleza y además aprovechaban estudiar el paso del día, de la noche así como el movimiento del sol, la luna y las estrellas. Era su manera de interpretar el paso del tiempo.
   Uno de los mitos que explican la creación del mundo cuenta que los dioses se sacrificaron para que el hombre y el mundo pudiera nacer.
    Por eso para los hombres era tan importante el sacrificio. Había que sacrificarse y ofrecer sangre a los dioses -sacrificaban niños recién nacidos o guerreros capturados- para mantener el orden de las cosas.
   Las pirámides y los centros ceremoniales, por lo general estaban estucadas, policromadas y reflejaban como era la vida y la muerte en ese entonces, sus creencias y su manera de ver el mundo.

Share:

sábado, 28 de agosto de 2010

Tláloc [Mitología de México]

Tláloc 

Tláloc [Mitología de México]
 Déntro de la mitología azteca.Tláloc es el dios de la lluvia, el señor del rayo, del trueno y del relámpago. Era representado como un hombre que usaba una red de nubes, una corona de plumas de herrón, sandalias de espuma y cargaba cascabeles que hacían el trueno, sus características anteojeras o aros que rodeaban sus ojos; dos grandes colmillos que salían de su boca y la lengua bífida de serpiente. Otros elementos que completaban su imagen eran las orejeras y el tocado.Su nombre deriva del nahuatl “tlali”, que significa tierra y de “octli”, que significa vino: "el vino que embriaga a la tierra para que produzca lujuriosa vegetación".

  Según el Códice Aubin, un relato en lengua náhuatl del siglo XVI, después de la aparición portentosa del águila sobre el nopal que señaló ante los mexicas el sitio de la fundación de Mexico-Tenochtitlan, un sacerdote llamado Axolohua fue sumergido en la laguna. Al día siguiente Axolohua volvió a aparecer y contó lo siguiente: “Fuí a ver a Tláloc, porque me llamó, dijo: Ha llegado mi hijo Huitzilopochtli, pues aquí será su casa. Pues él la dedicará porque aquí viviremos unidos sobre la tierra”. De esta manera Tláloc, una de las deidades más antiguas de Mesoamérica, recibió a “su hijo” Huitzilopochtli, dios joven de los mexicas recién llegados, y anunció que ambos compartirían el dominio sobre la nueva capital. Aquí y en otros contextos como la caída de Tollan, Tláloc actúa como una deidad que otorga “el valor, el mando”, es decir, el poder, una función del dios de la lluvia que ha sido destacada por José Contel (2008). Por lo anterior, el Templo Mayor de Tenochtitlan estaría compuesto por una gran pirámide doble, con dos “capillas” en su cúspide: una del lado sur, dedicada a Huitzilopochtli, y otra del lado norte, dedicada a Tláloc

   Esta deidad azteca  (siglo XV Y XVI), se conocía como “serpiente de nubes”, ya que se manifestaba en forma de culebra –remolinos de lluvia- en las trombas. Su color representativo era el azul, con el cual se pintaban sus templos.
   Su presencia en muchos templos se debía a  que se le consideraba pilar de la economía azteca, pues se le atribuía la producción agrícola. En efecto, a él correspondía enviar a tiempo las lluvias y no excederse en ellas, pues podía acarrear la muerte de las plantas, al igual que si enviaba el granizo o las heladas. Por eso era indispensable mantener el equilibrio del dios con rituales apropiados que se celebraban en determinados meses, ya fuera a él o a deidades con él relacionadas, como eran los tlaloques, sus ayudantes; Xilonen, diosa del maíz tierno; Chalchiuhtlicue, su esposa, etcétera. Tláloc descargó grandes cóleras sobre los Aztecas. A menudo usó sus rayos del relámpago para enfermar a las personas. Se dice que tenía cuatro diferentes jarrones de agua en su posesión. Cuando vaciaba la primera, traía vida a las plantas. La segunda causaba destrozo, la tercera traía el hielo, y la cuarta provocaría la destrucción total.


    Hasta nosotros ha llegado un canto al dios del agua, que dice así:

     Dueño del agua y la lluvia,¿Hay acaso alguien  tan grande como tú?
Tú eres el dios del mar.Cuantas son tus flores,cuantos son tus cantos
.Con ellas deleito en tiempo de lluvia.
No soy más que un cantor :flor es mi corazón: ofrezco mi canto.


  El paraíso de Tláloc se llamaba Tlalocan y se situaba en la región oriental del universo: de aquí procedía el agua beneficiosa y necesaria para la vida en la tierra. Las personas que morían ahogadas o por hidropesía iban a morar a este paraíso, que era un enclave placentero, rodeado de árboles frutales, así como maíz, chía y frijol, en donde la vida era enteramente feliz.


 ICONOGRAFÍA
    Además de las numerosas ollas Tláloc mencionadas, el dios de la lluvia fue representado en Mesoamérica también en pinturas murales (por ejemplo en Teotihuacan, en esculturas, en bajorrelieves y en códices. Los círculos alrededor de los ojos y los grandes colmillos constituyen rasgos característicos de Tláloc. A partir del estudio de una estatua que se conserva en la colección Uhde en Berlín, Eduard Seler (1963) demostró que esos motivos se originaron a partir de dos serpientes enroscadas
–que formaron los círculos de los ojos– cuyas fauces encontradas crearon la boca de Tláloc. En los códices, su cuerpo está pintado de negro, de amarillo o de verde, lleva atavíos de papel salpicado de hule y su tocado se compone de ojos estelares, así como de plumas de quetzal y de garza. Tláloc ostenta muchos atavíos de jade –del cual se decía que era “el cuerpo de los tlaloque”–, símbolo del agua, como orejeras, collar, y también lleva un pectoral de oro. Entre los elementos que carga el dios destaca un palo serpentiforme, a menudo pintado de azul, que representa al rayo.

     Tláloc fue uno de los dioses más importantes en el altiplano de México, y quizá uno de los de mayor antigüedad de Mesoamérica, ya que aparece en representaciones de la remota época tehotihuacana.










Share: