Llegó Septiembre y empieza la cuenta regresiva para los festejos del Bicentenario de la Independencia de México,(que en realidad han comenzado meses antes), y vemos y escuchamos por todos lados de fiestas, programas de televisión, libros, foros de debate, etc., y suena fuerte la pregunta: “¿Hay algo que celebrar?”. Quienes cuestionan dan motivos y números de por qué no debería haber tal festejo, se sacan “trapitos al sol” de celebérrimos personajes, héroes y próceres de la Independencia y la Revolución y nos dan detalles de la historia de una manera en algunos casos distinta a como se nos enseño ( y que no tuvimos la curiosidad de investigar), y se escuchan cifras de terribles realidades que se viven en nuestro país: la delincuencia organizada, la lucha contra el narcotráfico que ha dejado una cifra enorme de caos y muerte; la desigualdad social, la cantidad enorme de injusticas que se cometen; que si solo logramos ser número uno en obesidad y cosas peores… y un sinfín de situaciones que de solo pensar dan ganas de salir corriendo a donde sea…
Pero aún en medio de tantas voces, es necesario tomarnos unos minutos para buscar una respuesta honesta en nosotros mismos, y empezar a valorar este país en el que nos ha tocado nacer o vivir, dejar a un lado el miedo y el temor y la irresponsable manía de culpar a otros de nuestros males; hacernos cargo de una vez por todas de lo que nos toca hacer, dejar la actitud infantil de esperar que nos digan nuestros deberes, y muchas otras actitudes negativas que a veces parece que formaran parte de ser mexicano.
Claro que es importante conocer la verdad de nuestra historia y reconciliarnos con nuestra realidad para de ahí partir y ver con claridad hacia el futuro, tomar lo bueno y terminar por dejar rencores ancestrales tenemos un país hermoso por el que miles de mexicanos han actuado por convicción con el ideal de que sea mejor; poseemos riquezas inmensas, dejemos de desperdiciar y maltratar nuestros recursos y empecemos ¡YA! A usarlos adecuada y conscientemente para aprovecharlos con inteligencia; tenemos recursos humanos invaluables, demos el valor y reconocimiento a cada persona que por su experiencia nos aporta conocimiento ,enseñanzas, o el fruto de su trabajo y dedicación; demos a los niños y jóvenes la motivación y el cause necesario para que canalicen su energía positivamente; tenemos un sinfín de valores inherentes a nuestra cultura, tenemos libertad para expresarnos usémosla para ser mas propositivos y menos quejosos y tenemos, sobretodo, el derecho de decidir sobre nuestros actos, con voluntad podemos dar a nuestros hijos el ejemplo de cómo ser un buen ciudadano, de cómo realizar con verdadero compromiso nuestro trabajo, de cómo cultivamos valores verdaderos y trascendentales aun en las tareas cotidianas de cada día…
La respuesta de cómo ser el país que deseamos esta en cada uno de nosotros, festejemos entonces con convicción lo que somos, pero sobre todo celebremos que tenemos la posibilidad de superarnos a nosotros mismos y crear, con compromiso y coherencia la Patria que soñamos.
Pero aún en medio de tantas voces, es necesario tomarnos unos minutos para buscar una respuesta honesta en nosotros mismos, y empezar a valorar este país en el que nos ha tocado nacer o vivir, dejar a un lado el miedo y el temor y la irresponsable manía de culpar a otros de nuestros males; hacernos cargo de una vez por todas de lo que nos toca hacer, dejar la actitud infantil de esperar que nos digan nuestros deberes, y muchas otras actitudes negativas que a veces parece que formaran parte de ser mexicano.
Claro que es importante conocer la verdad de nuestra historia y reconciliarnos con nuestra realidad para de ahí partir y ver con claridad hacia el futuro, tomar lo bueno y terminar por dejar rencores ancestrales tenemos un país hermoso por el que miles de mexicanos han actuado por convicción con el ideal de que sea mejor; poseemos riquezas inmensas, dejemos de desperdiciar y maltratar nuestros recursos y empecemos ¡YA! A usarlos adecuada y conscientemente para aprovecharlos con inteligencia; tenemos recursos humanos invaluables, demos el valor y reconocimiento a cada persona que por su experiencia nos aporta conocimiento ,enseñanzas, o el fruto de su trabajo y dedicación; demos a los niños y jóvenes la motivación y el cause necesario para que canalicen su energía positivamente; tenemos un sinfín de valores inherentes a nuestra cultura, tenemos libertad para expresarnos usémosla para ser mas propositivos y menos quejosos y tenemos, sobretodo, el derecho de decidir sobre nuestros actos, con voluntad podemos dar a nuestros hijos el ejemplo de cómo ser un buen ciudadano, de cómo realizar con verdadero compromiso nuestro trabajo, de cómo cultivamos valores verdaderos y trascendentales aun en las tareas cotidianas de cada día…
La respuesta de cómo ser el país que deseamos esta en cada uno de nosotros, festejemos entonces con convicción lo que somos, pero sobre todo celebremos que tenemos la posibilidad de superarnos a nosotros mismos y crear, con compromiso y coherencia la Patria que soñamos.