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lunes, 11 de agosto de 2014

Por qué cantamos ● Poema

Por qué cantamos ● Poema ● Benedetti

Por qué cantamos ● Benedetti, portada para facebook
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Si cada hora vino con su muerte,
si el tiempo era una cueva de ladrones
los aires ya no eran Buenos Aires,
la vida nada más que un blanco móvil.

Usted preguntará por qué cantamos.

Si los nuestros quedaron sin abrazos,
la patria casi muerta de tristeza
y el corazón del hombre se hizo añicos
antes de que explotara la vergüenza.

Usted preguntará por qué cantamos.

Cantamos porque el río esta sonando
y cuando suena el río suena el río.
Cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino.
Cantamos porque el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo.
Cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos.

Si fuimos lejos como un horizonte,
si aquí quedaron árboles y cielo,
si cada noche siempre era una ausencia
y cada despertar un desencuentro.

Usted preguntará por qué cantamos.

Cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos
dejar que la cancion se haga ceniza.
Cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca.
Cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota.

Cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta.

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viernes, 6 de julio de 2012

Hagamos un trato: Mario Benedetti - Poemas

Hagamos un trato: Mario Benedetti - Poemas - Compañera usted sabe

Compañera 
usted sabe 
puede contar 
conmigo 
no hasta dos 
o hasta diez 
sino contar 
conmigo.

Si alguna vez 
advierte 
que la miro a los ojos 
y una veta de amor 
reconoce en los míos 
no alerte sus fusiles 
ni piense qué delirio 
a pesar de la veta 
o tal vez porque existe 
usted puede contar 
conmigo. 

Si otras veces 
me encuentra 
huraño sin motivo 
no piense qué flojera, 
igual puede contar 
conmigo. 

Pero hagamos un trato 
yo quisiera contar 
con usted
es tan lindo 
saber que usted existe  
uno se siente vivo 
y cuando digo esto 
quiero decir contar 
aunque sea hasta dos 
aunque sea hasta cinco 
no ya para que acuda 
presurosa en mi auxilio 
sino para saber 
a ciencia cierta 
que usted sabe que puede 
contar conmigo.

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lunes, 2 de julio de 2012

Un domingo sin ti...


Un domingo sin ti... , cielo nublado, cielo oscuro, mar, nubes
Un domingo sin ti es una opaca luna
la noche sin tu amor se me nubla
y hasta la luna parece que se apaga
la niebla la tapa y avanza la bruma.

Un domingo sin ti es un brazo cansado
una mano impávida, por el frío pálida,
que necesita de la mano cálida
de un amor como tú a su lado.

Es como una incógnita sin respuesta
no tener a quien decir lindas palabras,
semana larga que sin dulce se amarga,
para esforzarse en creer lo que cuesta.

Un domingo sin ti es un vacío puerto
agitado por la soledad fría y helada,
Un domingo mi alma ha quedado devastada
vacía y sola en medio del desierto.

Amor vuelve para continuar este camino.
Cariño mío ¿hasta cuando te has ido?
No sabré como atravesar este castigo.
La soledad me invade este domingo...
y no hay nadie que quiera estar conmigo. 
Rubén Sada
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jueves, 21 de junio de 2012

Hombre que mira el cielo


Mientras pasa la estrella fugaz
acopio este deseo instantáneo
montones de deseos hondos y prioritarios
por ejemplo que el dolor no me apague la rabia
que la alegría no desarme mi amor
que los asesinos del pueblo se traguen
sus molares caninos e incisivos
y se muerdan juiciosamente el hígado
que los barrotes de las celdas
se vuelvan de azúcar o se curven de piedad
y mis hermanos puedan hacer de nuevo
el amor y la revolución
que cuando enfrentemos el implacable espejo
no maldigamos ni nos maldigamos
que los justos avancen
aunque estén imperfectos y heridos
que avancen porfiados como castores
solidarios como abejas
aguerridos como jaguares 
y empuñen todos sus noes
para instalar la gran afirmación
que la muerte pierda su asquerosa puntualidad
que cuando el corazón se salga del pecho
pueda encontrar el camino de regreso
que la muerte pierda su asquerosa
y brutal puntualidad
pero si llega puntual no nos agarre
muertos de vergüenza
que el aire vuelva a ser respirable y de todos
y que vos muchachita sigas alegre y dolorida
poniendo en tus ojos el alma
y tu mano en mi mano
y nada más
porque el cielo ya está de nuevo torvo
y sin estrellas
con helicóptero y sin dios.
Mario Benedetti

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miércoles, 20 de junio de 2012

La huella de mi pie...[La Memoria del Mar]


La huella de mi pie se va borrando.
Son las olas, que bailan y acarician;
veo su espuma fugaz.
Soy la espuma y ese niño que cruza
detrás de una pelota, sin mirarme.
Soy la espuma, y el niño y ese viejo
bañando sus tobillos junto a una mujer joven
que también soy.
Soy la espuma, el niño, el viejo, la mujer,
el cielo pintado de colores,
y el barco que a lo lejos
parece, parezco, saludar.
Soy el horizonte donde cielo y mar se unen,
lo más sutil de este paisaje,
tal vez lo más cierto.
Eugenia Domínguez (La memoria del Mar)

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lunes, 14 de mayo de 2012

Balada de un día de julio [Federico García Lorca]


Esquilones de plata
llevan los bueyes.

-¿Donde vas,niña mía,
de sol y de nieve?

-Voy a las margaritas
del prado verde.

-El prado está muy leos
y miedo tienes.

-Al airón y a la sombra
mi amor no teme.

-Téme al sol, niña mia,
de sol y de nieve.

-Se fué de mis cabellos
ya para siempre.

-¿Quien eres Blanca niña?
¿De donde vienes?

-Vengo de los amores
y de las fuentes.

Esquilones de plata
llevan los bueyes.

-¿Que llevas en la boca
que se te enciende?

-La estrella de mi amante
que vive y muere.

-¿Que llevas en el pecho,
tan fino y leve?

-La espada de mi amante
que vive y muere.

-¿Que llevas en los ojos,
negro y solemne?

-Mi pensamiento triste
que siempre hiere.

-¿Porqué llevas un manto
negro de muerte?

-!Ay, yo soy la viudita,
triste y sin bienes,

del conde del Laurel
de los Laureles!

-¿A quien buscas aquí,
si a nadie quieres?

-Busco el cuerpo del conde
de los Laureles.

-¿Tú buscas el amor,
viudita aleve?
Tú buscas un amor
que ojalá encuentres.

-Estrellitas del cielo 
son mis quereres,
¿Donde hallaré a mi amante
que vive y muere?

-Está muerto en el agua,
niña de nieve,
cubierto de nostalgias
y de claveles.

-!Ay!, caballero errante
de los cipreses,
una noche de luna
mi alma te ofrece.

-!Ah Isis soñadora!
Niña sin mieles,
la que en boca de niños
su cuento vierte.
Mi corazón te ofrezco.
Corazón tenue, 
herido por los ojos
de las mujeres.

-Caballero galante, 
con Dios te quedes.
Voy a buscar al conde
de los Laureles.

-Adiós, mi doncellita,
rosa durmiente,
tú vas para el amor
y yo a la muerte.

Esquilones de plata
llevan los bueyes.

Mi corazón desangra
como una fuente.
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Eternidad [Dulce María Loynaz]









En mi jardín  hay rosas:
Yo no te quiero dar
las rosas que mañana... 
Mañana no tendrás 


En mi jardín hay pájaros 
con cantos de cristal: 
No te los doy, que tienen 
alas para volar... 

En mi jardín abejas 
labran fino panal: 
!Dulzura de un minuto... 
no te la quiero dar! 

Para ti lo infinito 
o nada; lo inmortal 
o esta muda tristeza 
que no comprenderás... 

La tristeza sin nombre 
de no tener que dar 
a quien lleva en la frente 
algo de eternidad... 

Deja, deja el jardín... 
no toques el rosal: 
Las cosas que se mueren 
no se deben tocar. 
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Madrigal [Pablo Neruda]



En el fondo del mar profundo, 
en la noche de largas listas 
como un caballo cruza corriendo 
tu callado callado nombre. 

Alójame en tu espalda,ay, refúgiame, 
aparéceme en tu espejo, de pronto, 
sobre la hoja solitaria, nocturna, 
brotando de lo oscuro, detrás de ti. 

Flor de la dulce luz completa, 
acúdeme tu boca de besos, 
violenta de separaciones, 
determinada y fina boca. 

Ahora bien, en lo largo y largo 
de olvido a olvido residen conmigo 
los rieles, el grito de la lluvia: 
lo que la oscura noche preserva. 

Acógeme en la tarde de hilo, 
cuando el anochecer trabaja 
su vestuario y palpita el cielo 
una estrella llena de viento. 

Acércame tu ausencia hasta el fondo, 
pesadamente, tapándome los ojos, 
crúzame tu existencia, suponiendo 
que mi corazón está desnutrido. 
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miércoles, 4 de enero de 2012

El Discípulo, Rabindranath Tagore


  Rabindranath Tagore (Ravindranatha Thakura, 1861-1941), nacido en Calcuta, es uno de los escritores indios más reconocidos del mundo. Se dedicó a la escritura desde niño, publicó su primer libro a los 17 años, estudió Derecho en Inglaterra, y al regresar a su país escribió en lengua bengalí poesías, novelas, cuentos, y obras de teatro, además compuso muchas canciones populares y realizó numerosas pinturas. Sus escritos están llenos de pasión, amor por la naturaleza y religiosidad. Fue nombrado "sir" por el rey Jorge V, pero renunció a este título cuando los soldados británicos asesinaron a 400 manifestantes indios en la Matanza de Amritsar en 1919. En 1901 fundó la escuela Santiniketan, dedicada a la enseñanza de filosofía oriental y occidental; esta institución creció hasta convertirse en la Universidad Internacional Visva-Bharati.
   Aquí uno de sus poemas mas bellos (a mi humilde opinión)


EL DISCÍPULO
Tu lenguaje, Señor, es muy sencillo, 
mas no así el de tus discípulos 
que hablan en tu nombre. 
Yo comprendo la voz de tus alas 
y el silencio de tus árboles. 

Comprendo la escritura de tus estrellas 
con que nos explicas el cielo. 
Comprendo la líquida redacción de tus ríos 
y el idioma soñador del humo, 
en donde se evaporan 
los sueños de los hombres. 

Yo entiendo, Señor, tu mundo, 
que la luz nos describe cada día 
con su tenue voz. 

Y beso en la luz la orilla de tu manto. 
El viento pasa enumerando 
tus flores y tus piedras. 

Y yo, de rodillas, 
te toco en la piedra y en la flor. 
A veces pego mi oído 
al corazón de la noche 
para oír el eco de tu corazón. 

Tu lenguaje es sencillo, mas no así 
el de tus discípulos que hablan en tu nombre. 
Pero yo te comprendo, Señor. 
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jueves, 20 de octubre de 2011

La Infinita [Pablo Neruda]



¿Ves estas manos? Han medido 
la tierra, han separado 
los minerales y los cereales, 
han hecho la paz y la guerra, 
han derribado las distancias 
de todos los mares y rios, 
y sin embargo 
cuando te recorren 
a ti, pequeña, 
grano de trigo, alondra, 
no alcanzan a abarcarte, 
se cansan alcanzando 
las palomas gemelas 
que reposan o vuelan en tu pecho, 
recorren las distancias de tus piernas, 
se enrollan en la luz de tu cintura. 
Para mí eres tesoro más cargado 
de inmensidad que el mar y sus racimos 
y eres blanca y azul y extensa como 
la tierra en la vendimia. 
En ese territorio, 
de tus pies a tu frente, 
andando, andando,andando, 
me pasaré la vida. 
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lunes, 17 de octubre de 2011

Lluvia [Federico García Lorca]

Federico García Lorca

 Lluvia

Lluvia [Federico García Lorca], Lluvia, gif

La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de somnolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje. 

Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante. 

Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe. 

La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne. 

El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales. 

Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre. 

Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe. 

¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes! 

¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres. 

El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave. 

Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte. 

¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje! 

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jueves, 13 de octubre de 2011

Madrigal [Pablo Neruda]

                                 

Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte
la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.

Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío
y saliera en la estrofa --limpio de todo mal--.

Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía
amarte más.
Y todavía
amarte más
y más. 
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martes, 11 de octubre de 2011

Manelic [Antonio Mediz Bolio]



Este poema lo conocí cuando tenia 12 años , hace ya  bastante tiempo, entonces solo percibía vagamente el sentido que hoy le encuentro, magistral invitación a impedir el abuso del poderoso.
 MANELIC
Antonio Mediz Bolio
(Mexico 1884-1957)

Como una cabra arisca bajó de su montaña,
de su montaña que era salvajemente huraña
como su espíritu hecho a las bravas alturas,
como su cuerpo en donde dejaron huellas duras
el sol de fuego, el soplo de las tormentas locas
y mordidas de lobos y arañazos de rocas.

Bajó de los picachos a la llanura un día;
allá dejó el rebaño, la choza, la jauría,
los agrios vericuetos, las claras soledades
dominio de las águilas y de las tempestades.

Arriba dejó todo cuanto su vida era,
y con un dulce sueño dentro del alma fiera,
vino a la tierra baja, a tierra misteriosa
que miraba de lo alto como una vaga cosa
que no le era dado conocer hasta cuando
bajase por la amada, que le estaba esperando.

¡La amada, la hembra llena de suavidad, aquella
que él miraba en las noches temblar en cada estrella,
a la que luego en sueños como una luz veía,
y que en el sol brillaba al despertar el día,
aquella en que pensaba sin tregua año tras año,
viendo cómo, en los riscos se ayuntaba el rebaño,
y cómo en el silencio del monte adormecido,
las águilas buscaban el calor de su nido!

Y así vibrante bajo las pieles de su sayo,
su ser, quizás engendró de una cumbre y un rayo,
ingenuo y primitivo, enamorado y fuerte,
el pastor bajó un día de cara hacia la suerte.

¡Y ahí , en la tierra baja, en la tierra del amo,
Manelic halló cruda decepción al reclamo
de un amor que él quería nuevo, fértil y suyo,
¡suyo no más! Alegre como un temprano arrullo
de tórtola, como eco de canción un cariño
como un regazo donde durmiese como un niño!

¡Y supo que ahí, lejos de los hoscos rediles
que dejó en la montaña, los hombres eran viles,
más viles y traidores que las malas serpientes
que abajo se arrastraban lo mismo que las gentes!

¡ Y supo que su amo, el amo que le daba
la mujer que allá arriba como un cielo soñaba,
era más vil que todos y que también mentía,
y que era como un lobo que robaba y huía !

Supo algo más horrible: la mujer de su sueño 
era del amo. El amo era el único dueño
de todo: de la tierra, del amor, de la vida...!
El era sólo un siervo, la bestia encarnecida,
una cosa... un pedazo de carne esclavizada,
sin derechos, sin honra, sin amor y sin nada!

Y entonces, entre el asco de toda la mentira,
de toda la cruel beja del mundo sintió ira,
ira trágica noble de león provocado
que se ha dormido libre y despierta enjaulado.
Y oyó que de él reían como de simple y bobo,
¡ De él que igual que un hombre estrangulaba a un lobo
¡ Ya no pudo más ¡ Un día se alzó contra el tirano
y le arrancó la vida. ¡ Con su plebeya mano
se hizo justicia el siervo... !
Todos enmudecieron
Ante el soberbio triunfo y estupefactos vieron
cómo el pastor hirsuto, labraba bestia huraña,
¡ Con su mujer en brazos se volvió a su montaña !

¡Oh, Manelic! ¡Oh plebe que vive sin conciencia
de tu vida oproviosa, que arrastras la existencia
dócil al yugo innoble, que adormeces tu alma
de hierro, en el marasmo de ignominiosa calma!

¡Oh Manelic, oh carne santa y pura del pueblo, carne abierta
bajo el golpe del látigo infamador; despierta!

Cuando entre la impudicia de los hombres te sientas,
cuando en tu pecho el odio desate sus tormentas,
cuando todo te nieguen y te insulten el orgullo,
levántate y exige que te den  lo que es tuyo!
Levántate. ¡Tú eres la fuerza y el derecho!
Si te estrujan la vida, si te infaman el lecho,
si te pagan la honra con mezquino mendrugo.
No envilezcas de miedo soportando al verdugo!

¡No lamas como un perro la mano que te ata¡
haz pedazos los grillos, y si te asedian, ¡Mata!
No temas nada  y hiere, porque Dios es tu amigo
y por tu brazo a veces desciende su castigo.
¡ Que la soberbia aleve halle tu brazo alerta,
que a veces es justicia que la sangre se vierta!

¡Oh Manelic¡ ¡Oh plebe que vives en la altura!
Ven a la tierra baja, desciende a la llanura,
y cuando aquí te arranquen en miserable robo
Tu ilusión, que tus manos estrangulen al lobo!
¡Que lo fulmine el rayo que vibra en tus entrañas,
y después, con lo tuyo, regresa a tus montañas!


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