Mostrando entradas con la etiqueta Leyendas de México. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Leyendas de México. Mostrar todas las entradas

viernes, 7 de octubre de 2011

Tzacopontziza y Zkatan-oxga [Leyenda de la Vainilla, México]


   En la región de Papantla, Estado de Veracruz, de la República Mexicana, habita el pueblo Totonaca, cuyos primeros reyes ordenaron construir templos a sus dioses, siendo Tonacayohua, la diosa de la siembra, pan y alimentos: esta diosa tenía a su servicio doce jóvenes que desde niñas hacían votos de castidad.


   En los tiempos del rey totonaca Teniztli tercero, una de sus esposas tuvo una hija que por su belleza fue llamada Tzacopontziza "Lucero del Alba", la cual fue consagrada al culto de Tonacayohua diosa de la siembra y los alimentos.
   
  Esta se enamoro de un joven príncipe llamado 
Zkatan-oxga "Joven Venado", a pesar de que tal sacrilegio estaba penado con la muerte.


   Dice la leyenda que un dia cuando la joven salió del templo a buscar tortillas para ofrecer a la diosa, huyó con el joven principe hacia la montaña, donde se les aparecio un monstruo que los envolvio en llamas obligandolos a retroceder.


    A su regreso los sacerdotes los esperaban y sin explicación alguna fueron degollados y llevados al adoratorio, en donde tras sacarles el corazón y ponerlos en piedras voitivas del ara de la diosa, fueron arrojados a una barranca.En el lugar en que se les sacrifico, la hierba empezó a secarse como si la sangre de las dos victimas, alli esparcida, tuviera un maléfico influjo.


  Tiempo despues empezo a brotar un arbusto elevandose a varios palmos del suelo y cubierto de espeso follaje.


   Al alcanzar su desarrollo total, comenzo a crecer junto a su tallo, una orquidea trepadora sobre el tronco del arbusto. Una mañana, la planta se cubrio de flores y todo el sitio se baño de exquisitos aromas.


   Los sacerdotes,asombrados, no dudaron en creer que la sangre de los dos príncipes se habian transformado en arbusto y orquídea. Su sorpresa fue mayor, cuando las hermosas flores se convirtieron en largos y delgados frutos que al madurar desprendían un dulce y suave perfume, como si el alma inocente de Lucero del Alba esenciara en el, las fragancias mas exóticas.


Asi la vainilla fue declarada planta sagrada y se elevo como ofrenda divina en los adoratorios totonacas tomando el nombre de caxixanath que significa flor recóndita.



Share:

jueves, 6 de octubre de 2011

Xanath y Tzarahuín [Leyenda de la Vainilla, México]


  La vainilla es originaria de México y fue introducida en Europa por uno de los conquistadores españoles. Cuentan que Cortés, el conquistador de México, tomó por vez primera con su rival, el emperador Moztezuma, chocolate perfumado a la vainilla servido en tarros de oro. A pesar de las precauciones de los aztecas por guardar en secreto el principio del perfume de esta bebida, fue descubierto y, desde comienzos del siglo XVI las carabelas las traían ya a España entre otras riquezas. De la península ibérica pasó a Francia en donde se consumió mucho en 1604

    Cuentan que Xanath, hija de nobles totonacas, célebre por su belleza, vivía en un palacio cercano al centro ceremonial de Tajín, sede de su pueblo.


   Cierto día en que la joven acudió a depositar una ofrenda sobre el plato colocado en el abdomen de Chac-Mool ("Mensajero Divino"), encontró casualmente a Tzarahuín (jilguero), un alegre doncel al que le agradaba silbar, y surgió entre ambos amor a primera vista.


   Sin embargo, el romance mostró dificultades para prosperar, porque Tzarahuin era pobre y vivía en una choza humilde rodeada de tierra fértil en que abundaban las anonas, las piñas y las calabazas. A pesar de la diferencia de clases, los enamorados se reunían casi a diario, de manera fugaz, cuando el mancebo llevaba al mercado la cosecha de sus siembras, y en poco tiempo una sincera pasión se apoderó de sus corazones.


   Una tarde en que Xanath pasó junto al templo sagrado de los nichos, la sorprendió la mirada penetrante del dios gordo, que se caracterizaba por su vientre abultado, la frente rapada y su triple penacho; y desde entonces el señor de la felicidad se dedicó a cortejarla. La doncella logró esquivarlo en un principio, mas el astuto dios encontró la forma de revelarle sus sentimientos y, al ser rechazado, su alegría habitual se tornó en cólera y amenazó a la joven con desatar la furia de Tajín, si no accedía a sus reclamos amorosos.


   La advertencia hizo temblar de miedo a Xanath, pero no traicionó a Tzarahuín.


   El astuto dios gordo resolvió entonces ganarse la confianza del padre de la joven para que influyera en el ánimo de Xanath. Lo invitó a su palacio, le reveló secretos divinos y cuando manifestó interés por la linda muchacha, recibió completo apoyo para casarse con ella.


   Xanath hubo de soportar un mayor acoso del testarudo dios y su padre la obligó a aceptar una nueva cita, que resultaría fatal, pues luego de haber dado otra negativa al señor de la felicidad, éste, irritado, lanzó un conjuro sobre la doncella y la transformó en una planta débil de flores blancas y exquisito aroma: la vainilla.


   Y si bien el dios creyó vengarse, lo cierto es que mientras de él existen sólo vagos recuerdos, en cambio, nos queda  la planta orquidácea de deliciosa esencia.


  

  
Share:

martes, 22 de febrero de 2011

Las lagrimas de la Luna - Leyenda

Las lagrimas de la Luna

Las lagrimas de la Luna - Leyenda de la jicama
 La mezcla de sabores con el abundante jugo que brota al morderla son deliciosas en tiempo de calor…Con seguridad  has disfrutado una fresca rebanada de jícama aderezada con jugo de limón, sal y chile piquín. Pero quizá no sabes que esta raíz  de origen mexicano ya era muy apreciada por los pueblos indígenas prehispánicos. Una leyenda purépecha explica así su origen: 

    Curicaueri, el Sol, se casó con Xaratanga, la Luna. Él  amaba el oro y se adornaba con joyas de ese metal: diademas, anillos y collares tan resplandecientes como él. Ella amaba la plata, semejante a sus destellos nocturnos, y contaba con una colección de alhajas que los recordaban de día. Los dos se amaban y siempre querían estar juntos. Por eso a veces los días y las noches eran demasiado largos y comenzó a reinar un gran desorden en el mundo.

      La Madre Naturaleza no podía permitir que las cosas siguieran de esa manera y los llamo para regañarles.“Tú eres el responsable de alumbrar los días y hacer que las plantas germinen y crezcan”, le recordó al Sol. “A ti te toca vigilar que todo quede en sombras para que las personas descansen”, le dijo a la Luna.”Pero ninguno ha respetado mis instrucciones  y por eso tendré que separarlos”.
Xaratanga le pidió que se compadeciera de ella, Curicaureri le rogo que no los separara pero la Madre Naturaleza fue inflexible: “Comprendo lo mucho que se aman, pero más importante que su amor es la misión que les encargue y el respeto que  le deben a los seres vivos que dependen de ustedes”, Xartanga y Curicaueri le suplicaron por última vez  pero  la madre Naturaleza ignoro sus palabras y los dejo solos.

  Al ver lo triste que  estaba su esposa, Curicaureri le hablo con ternura: “Nuestro amor no estará  nunca en riesgo. De día yo saldré a  iluminar los bosques y los mares y tu veras como el brillo a través de la ventana de nuestras casas. Cuando yo regrese al hogar por la noche y vea que no te encuentras ahí, me sentiré feliz al saber que estas recorriendo los cielos rodeada de estrellas más hermosas y nobles que tus joyas”. Ella  escucho con atención y respondió: “Tienes razón. Quizá si respetamos nuestra misión la Madre Naturaleza permita que , de vez en cuando, tu brilles detrás de mí y que yo aparezca de repente ,en pleno día”.
Conmovida por lo que estaban viviendo Xaratanga  abrazo a su esposo y comenzó a llorar. Una de sus lagrimas recorrió el espacio, cruzo las nubes, atravesó las copas de los árboles y se sumergió en la tierra del Valle de México. Allí,  en lo más profundo, echo raíces y se convirtió en la primera jícama, de carne tan brillante, perfumada y dulce como el llanto de la Luna.
-Adaptación de un relato Purepecha referido por 
Otilia Meza en su libro Leyendas prehispánicas mexicanas
Share: